30 abr 2012

Rollos matutinos 65

Curiosidades sobre imaginería religiosa (I)

La variedad de las imágenes que mueve en procesión la fe religiosa en el mundo es muy grande. Y resulta interesante que, a menudo, la que en un lugar es sagrada en otros ofenda tabúes y viceversa. Sin embargo están todas hechas de la misma madera.
Mirad que curiosa esta, de Japón, de un rito con miles de años de antigüedad. En muchos lugares de ese país se practica este culto, el quince de marzo. Las imágenes que veneran son igual de duras en todas las localidades, pero Tagata (la de las fotos), es la que la tiene más grande y más gorda. La efigie, como cualquier otra a la que se le atribuya carácter divino, otorga gracias y mercedes a quienes la adoren, en este caso especialmente relacionadas con la fertilidad, las buenas cosechas, la suerte y la bonanza para todo el año.
En la procesión hay fervor, música, ritual, veneración, fiesta y alcohol, devotos y turistas. Como en cualquier otra de cualquier otra religión del mundo que tenga por tradición pasear sus ídolos.
En google, buscando Tagata, sale un montón de información.





Este es un texto que colgué hace tiempo en la página de un amigo, que hace ya más de un año se fue a ese sitio al que nos iremos todos. Y la foto es la de un cipote de 280 kilos y dos metros y medio, tallado en cedro japonés, sacado en andas por los monjes del templo donde se venera, que lo pasean en procesión el quince de cada marzo, desde hace más de mil quinientos años. Le puse este título no porque me resultara más chocante el que se haga un ídolo adorable de un pollón que de una virgen cualquiera, en absoluto, sino porque me pareció perfecto, para cristalizar, por contraste, la esencia común a todas las maderas de los sentimientos religiosos. Pues incluso los de las que no son idólatras de entrada tienen siempre algún objeto venerable por ahí con los mismos atributos. Un libro. Unas zapatillas del maestro. Un sitio. Un cacho piedra. Un mantra… Y en ese sentido, por supuesto, el vergajo de Tagata tiene todo el derecho a estar reconocido como uno más en el Olimpo anímico que habita junto con todas las otras deidades en igualdad de pleno derecho.

Ocurrió entonces que la página de mi amigo era del ámbito local de un pueblo pequeño y entonces surgió un devoto del santo patrón de la localidad que no sólo no pudo soportar el enfrentar lo cierto de que su santo Santo (llamémoslo así para que pueda ser cualquiera de cualquier religión mundana de cualquier pueblo mundial) fuera otra manifestación más de la variada imaginería religiosa, sino que se escandalizó atribuyéndome a mí la culpa blasfema de que también hubiera, en esa quimera humana, pollas. Y entonces escribió escandalizado acusándome de haber sido yo el que había metido esos dos palos santos dentro de la misma policromía, cometiendo una flagrante falta al respeto que, naturalmente, todo el mundo estaba obligado a guardar al tótem suyo. Te pongo lo que dijo:

Amigo Barrancario, me parece de muy mal gusto el comentario que haces de las Religiones. No sé si tú tienes alguna, pero me parece un insulto comparar las procesiones que podemos hacer aquí, como en Semana Santa, o en cualquier pueblo con sus patronos, por ejemplo en el nuestro con SAN SANTO (en mayúsculas en el original). Así que parece mentira que hagas esos comentarios tan vanales (sic). ... Los que quieran información de penes y culos que se vayan a las páginas múltiples de internet. Si yo fuera el administrador de esta página no hubiera publicado dicho comentario.


Su indignado sobresalto, al ver un cipote en religiosa procesión, vino a mostrar del todo el gusanito que yo había tratado indicar cuando colgué aquel texto para hurgar en su escondite. Llamando, el solito, la atención sobre la consistencia irracional de esas ilusiones, muy a menudo, y por razón de ser, excluyentes hasta el fanatismo, encima. La contraposición que hizo entre dos idolatrías abría aspectos brillantes acerca de la iconomanía en general, y sobre todo de la suya propia. Te pongo lo que le contesté para que me entiendas:

Amigo Fulanito (dejémoslo así para que entren todos los que además de adorar un ídolo crean que sólo la madera del suyo merece la consideración de ser habitada por los dioses), si piensas que el acto de fe de estos japoneses (quizás presintoísta) es cosa de penes y de culos es que no entiendes nada de religiones. Si ves en mi comentario alguna falta de respeto a algún tipo de cosa es que deliras de subjetividad, vuélvelo a leer. Y si no entiendes que el asunto religioso es variadísimo en sus manifestaciones es que entiendes poco sobre la vida misma. Piensa, eso si, que si a ti te parece una falta de respeto a tus santos el icono de esos ritos japoneses, más antiguos que el propio cristianismo, y en principio, aunque como todos criticables, tan sagrados y con tanto derecho a ser seguidos como cualquier otro, a ellos puede que también les toque algún tabú la imagen de un montón de feligreses, detrás de un hombre desnudo y clavado vivo, por las extremidades, en un par de maderos. Que visto sin estar marcado con el prejuicio de la educación es lo más natural que esa visión produzca. Y Entonces podrías ser tú el que les faltara el respeto religioso a ellos, que podrían decir del mismo modo, ¡qué insulto comparar ese tétrico pendiente con la alegría de la erección de nuestra santa polla! Que quieres que te diga. Mi comentario no es ningún ataque a nada, es sencillamente observar las cosas que ocurren y tratar de ver el hecho religioso en toda su profundidad. Yo no tengo ninguna religión, desde luego. Pero eso no me quita el derecho a opinar sobre ese asunto humano. Y el respeto que creo que debo tenerles es de un tipo tal que debe ser para todas sin que pueda ir a favor de una por otra, y sólo debe ser escrupuloso con no faltar a la verdad imparcial de lo que vea.


Con esto dije todo lo que quería decir entonces sobre la curiosidad imaginaria de las religiones. Pero ahora, a vueltas de pronto otra vez con las religiones imaginarias en la imaginación, rebotado por lo cansina que es la vaticana que me toca soportar, que no para de meternos, erre que erre, a todos en su infierno por cojones, que me tienen hasta la mismísima santa de Tagata, me han entrado ganas de decir más sobre lo que imaginan sus imágenes, y por eso este post se titula además con un (I). Porque ahora mismo me pongo a escribir un (II) de las Curiosidades sobre imaginería religiosa. En este caso, más centradas sobre, la nuestra.
Si quieres ver más fotos de Tagata, pincha aquí

No hay comentarios: