14 ene 2014

Rollos matutinos 84

El descreído eterno

Al parecer hay que vivir el hoy. Porque es lo único que de verdad existe, ya que el ayer es el humo de algo que se fue y el mañana una quimera que en realidad no será nunca. Entonces lo único que es en realidad es hoy y por eso es lo único que se puede vivir. El hoy, además, no tiene vuelta de hoja, como es es, así que no queda otra que vivirlo como sea o parar el tren y bajarse de este mundo. Ahora bien, cualquier hoy al ser vivido se escapa en realidad en infinitos instantes de presente que van siendo precedidos de instantes ya pasados prepuestos a instantes de futuro que dicen que serán pero que, como pasa con el instante que media entre los dos, en realidad sólo pasan a ser en el instante que ya fueron. Por lo que no queda otra certeza que la de que realmente el presente, al menos a efectos de poder hacer algo con él, en realidad no existe o al menos es inaprensible. Sólo definiendo el punto temporal que forman el ahora y el aquí como un paréntesis de tiempo que englobe muchos aquís y ahoras podemos tener la ilusión de que podemos hacer algo con él en nuestro trascurso presencial. Y tampoco es el hoy lo mismo aquí que allá. Los puntos de los diferentes hois que marcan las variables aquí y allá al coordenarse en un ahora son también muy relativos. Porque pueden definir desde un concepto mínimo, tan idealista como el imaginario punto matemático ideal ese que dicen que no tiene dimensión y que sería la intersección entre dos líneas de puntos sin dimensiones, que sería en el plano de la vida el referido a la personalidad de cada individuo, hasta un sector más vasto que abarque, por ejemplo, al colectivo entero de un país o a toda la vida de un planeta. Depende a que escala fijes la amplitud del punto con que formes las líneas que van a definir el cruce espaciotemporal que te diseñes obtendrás un punto de hoy en el aquí y ahora que afecte a un colectivo más o menos grande. Así que pueden lucubrarse muchos de esos puntos y en muchas magnitudes diferentes, y no podemos saber qué son exactamente ni siquiera referidos al propio que le toque a cada uno, pero todos tendrán en común el ser un relámpago único y al parecer irrepetible en la gráfica que va dejando la Existencia tras de sí. Y entonces, yo ahora, tomo el momento de corte en el aquí de este mundo situado en un reino periférico de un mundo rico que zozobra en el hoy de una crisis global. O mejor aún, para lo que quiero retratar puedo mover el objetivo de las coordenadas buscando un punto de mira más amplio en el tiempo y entonces vamos a decir que el aquí del hoy que me interesa precisar puede incluir también el tiempo de bonanza de ese mismo espacio del reino periférico de ese mundo rico que ya pasó porque ahora mismo está entrando cada vez más de cabeza en una crisis, pues para lo que quiero referirme no importa ir un poco para atrás en este tiempo nuestro de ahora, sino que es más bien de aquí para adelante donde es posible que vengan a surgir cambios que acaben con las condiciones actuales que precisamente quiero retratar. Porque sobre lo que quiero llamar la atención hoy de este aquí de ahora es la efectiva muerte presente de los dioses. Quiero alertaros de que los dioses, entendidos como toda clase de idea superior que impone el camino de sus explicaciones, y la idea de cosa superior improfanable como anteojeras que impiden la visión de otras visones, hace medio siglo que están efectivamente muertos en esté hoy que vivimos aquí ahora. Y ojalá no resuciten en el sitio de ningún otro mañana. Y eso es lo que quiero señalar porque no siempre es así en los aquís y ahoras de la Historia sino antes bien todo lo contrario esto de aquí ahora es toda una rareza. Así pues, ¡aprovechad, oh visionarios puros, para mirar las cosas como son libres de velos y de engaños, ahora que no hay dios ni reyes ni mesías que nos velen con sus rollos el placentero ejercicio de la libre intuición!, porque sólo en momentos como este, carentes de las nieblas en las que instituyen su orden los altares cetros coronas y poderes es posible ver más allá de las historias en la Historia. Si bien, si no sois tontos, ya sabéis que lo que alcancéis a ver de la Realidad en cualquier caso en realidad solo es así de real como creéis en la materia gris de vuestros cocos. Porque la verdad es que fuera de ahí realmente es imposible saber nada. No obstante… en cualquier caso, daos prisa en disfrutar del panorama de este particular paisaje libre de ideologías, porque como esto de la crisis de verdad llegue a ser estructural vais a flipar con la fuerza que van a renacer bosques de ellas, tan espesos que no van a dejar ver razón alguna fuera del influjo de sus troncos crecientes y sus ramas vigorosas. Entonces habrán vuelto los buenos tiempos para los partidarios de las fes. Y los descreídos tendremos que comprobar en silencio cómo las mayorías vuelven, una vez más, a la algarabía de comulgar con ruedas de molinos porque esta vez si que si que de verdad otra vez son verdaderas. Hasta que el Tiempo vuelva a pasar por un ahora que demuestre que aquello tan cierto no es que no fuera verdad ni mentira, sino que era como siempre todo lo contrario, y alguien escriba tal vez en algún sitio sobre aprovechar la ocasión de mirar, fuera del encanto de las ilusiones, si es que de verdad hay de verdad por ahí algo que merezca la pena de ser visto. Pero yo ahora creo que lo que de verdad tengo que hacer es acabar con este texto porque es ya sin duda el tiempo y porque, cósmicamente hablando, maldito el valor que tendrá esta manía de andar mirando nada. No se si jamás, pero sin duda sí ahora. 


El cuadro es de Kandinsky, pero no su título si es que lo tiene. 

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