29 dic 2008

Rollos matutinos 14

Reexplotación.


¡No puedoooo, no puedo, no puedo! No puedo soportarlo. Esas campañas para que demos algo para salvar negritos. Me pasa como cuando enseñan a un vampiro un crucifico. Me pongo hecho un basilisco. Porque manda cojones.
En vez de decir, ¿cuanto hace falta pagar a los trabajadores de esas industrias que nosotros explotamos en sus precarios países para que puedan llevar a sus hijos, una vez ya con los mismos problemas de colesterol que los nuestros, a clases extraescolares de las diferentes pianeces que vayan estando de moda? Tanto. Pues Tanto. Tengan ustedes, por sus riquezas y sus trabajos. No. Dicen, ¿tántooo? Qué va hombre que va. Ni de coña. Para que tengamos que pagar por el ordenador un güevo, en vez de pagarlo a pelo puta. Crisis. No. Mejor manténganse o se creen los gobiernos mangantes y asesinos necesarios y úsense todas las posibilidades a nuestra mano para que a través de onus y anos y de guerras ilegales o de ayuda pacifista humanitaria la cosa vaya más bien todo lo en el sentido contrario que se pueda procurando que sea sostenible una situación digna. Para nosotros. Que nos salga todo su trabajo y su riqueza por na y menos. Expórteseles además deudas monstruosas que les tengan siempre dándonos dinero. Y para adornar toda esa triste miseria generada con el Desarrollo, créense oenegés hasta que den asco. De todo tipo. De todo modo. Total eso tranquiliza conciencias, genera un tránsito económico importante para los que lo encaucen, y, encima, da trabajo. Y en navidad, campaña. Venga anuncios, venga cartas cooperantes con las facturas del teléfono o del banco o de correos, o de..., venga a vender caridad los famosos al tiempo que perfumes con su nombre. Levantas la tapa del yogur y ahí está la ignominia unida al marquetin. Y yo no puedo ¡Yo no puedoooo! ¡Me pasa como cuando enseñan a un vampiro un crucifijo! Y me entra una mala leche de la hostia. Y no me puedo quedar sin cagarme en toda esa industria asquerosa que consigue crecer cada año la hostia al mismo ritmo que crece la miseria que dicen combatir.

-Ayhh, ¡deja ya de quejarte y piensa en lo bonito de la vida!
-No, si no me quejo por mí ¡me quejo por los pobres negritos esos que nos tienen con su hambre en la gloria!, ya que me los traen a la memoria, por hacer algo por ellos. En navidad.
Y me acabo el yogur y lo tiro a la basura y me dedico a imaginarme el prínguili encorbatado que ha ideado el eslogan, en esa reunión de dirección de personal publicitario en torno a esa mesa de trabajo donde después de discutida ha sido aprobada la presentación por ser buena al desarrollo de la empresa, ¡y un gesto importante por la erradicación del hambre! Y oigo sus jergas, y veo sus ademanes, y huelo el perfume de su ambiente y paro la película por no acabar echando una pota yogurtera en medio de la cocina.


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11 dic 2008

Rollos Matutinos 13



Señor, llévatelos.

Lo he oído en la tele. Hay una dirección de correo en Israel que es la que más cartas recibe. Son a Dios. Adiós, me he dicho, lo gilipollas que puede llegar a ser la gente. ¿Y qué clase de agrupación neoharekrisna cristiana jehovítica lo gestionará seguramente con ayuda virtual? Pero enseguida han explicado que se reciben de todo el mundo, incluso de países árabes, que las envían al nombre de Dios, o de Jesús, a Israel, y que son metidas en el Muro de las Lamentaciones, en unas rendijillasque tiene por ahí por los siglos de los siglos (que se veían en las imágenes), por unos tíos que las cogen de las cajas donde las llevan y las petan dentro de ellas, y que he supuesto que serían rabinos, o cosas parecidas, de una estructura religiosa que exista y que no me atrevo ni a ponerme a imaginar. Las dejan unos mesecillos, dicen, y luego las sacan. Cuando ya Dios las haya leído si ha querido, que sabida es su pereza. Y ya no se si las queman o las tiran, o las reciclan para hacer papel del culo, o qué. Leerlas parece que las leen ojos no sólo divinos. Porque han dado datos de alguien que parece que pedía perdón por robar los albornoces de los hoteles. Desde luego, yo, si pudiera pedir cien deseos a un genio mágico que se me presentara, uno emplearía en tener acceso a leerlas. Tienen que ser de no dar crédito. Por si acaso eso funciona, esta mañana, he escrito una en el ordenador y luego la he imprimido. Dice así, “Señor, si es que existes, ¡llévate a tantísimo abundio gilipollas que tienes suelto por aquí y recógelos en algún tipo de cotolengo sagrado que tengas por ahí arriba, donde si no es posible el milagro de que se curen, que todos los que tenemos dos dedos de frente comprendemos que eso ni Dios, al menos dejen de estar por enmedio, haciendo burto y respirando el aire escaso de la biosfera.”.Luego, tras la jiñada nuestra de cada día, en ese momento de paz interior que se siente después de realizada, me he limpiado el jebe con ella, para bendecirla con los oleos que son, cósmicamente hablando, el producto de nuestra Santa Obra, y la he hecho un burujo y la he ido a meter al container del papel reciclado, por eso de que se parece en algo a un buzón de correos y de que tuviera el mismo fin que las otras, aún sin pasar por la benentración en las divinas rajas. Pero como estaba lleno a rebosar como siempre, la he tirado al viento, para que corra con las demás basuras monte arriba y monte abajo, hasta que se funda con el Todo de la Masa Giratoria Universal, llevándole la unción de la tierna creación de mi ser y mi plegaria. Amén.
La foto se la he pillado a:
http://www.soitu.es/soitu/2008/12/10/vistoenlared/1228925248_755773.html
Y ahí explican más detalles.

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