16 ene 2010

Rollos matutinos 32

Colage de obispos, curatos, obispillos, obispones, y munillas.
Mi primer arrebato cuando leí lo que decía el menda fue escribir: obispo, v’uste a que le den morcillas. Así, como suena. Sin más. Y dar el post por terminado.

Luego, me he dicho de escribir algo sobre la pinta que tiene. Por insana ¡Pero cómo se atreve ese espantajo travestido a pasarse de esa manera con la gente de Haití, con la putada que les ha caído encima! De modo que a ese fantoche con ínfulas divinas le ha parecido ayer, un par de días después del terremoto, al tiempo que al parecer se están haciendo barricadas por las calles con cadáveres, que hay una cosa peor que el desastre de Haití y es el que yo y, según él mismo, la sociedad es su conjunto, nos pasemos por el forro de los cojones la idea de moral que él y su podrido dios nos quisieran imponer. “Nuestra pobre situación espiritual” dice, que “nos tendría que hacer llorar”. Se querrá referir a la de de los españoles, o a la de la humanidad, porque a la ruina moral de la puta secta a la que pertenece y que nos lleva jodiendo desde hace 1700 años no se refiere el personaje que de ella vive como un señor obispo, nunca mejor dicho. Pero, qué es la mierda subconsciente que tiene en su alma para poder decir una cosa así en tal momento ¿Que es un castigo de dios por ser tan malos? Y luego va y rectifica y dice que se refería a un sentido teológico y que el mal de esos pobres no tiene la última palabra porque Dios les ofrece felicidad eterna. ¿?????????????? ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡! Literal oye. Alucinante, pero en realidad, esa es la doctrina de esa institución tan turbia y eso es lo que vende. Y lo que siempre ha impuesto y trata de imponer. Y la marcha perversa que le va a la Guarrindonga. El dolor como cosa que conduce al cielo, más deprisa y más mejor cuanto más doloroso dolor sea.
Y de paso, ahí queda implícito como quién no quiere la cosa lo del Infierno que nos va a caer por ser tan malos.
Yo, lo que habría hecho, si hubiera sido dios, ante un ser así, para ejemplarizar la justicia divina, habría sido mandarlo allí tal cual, con mitra y faldumentos incluidos, de forma fulminante nada más acabar de soltar esa parida por su boca, para que se le quitaran las ínfulas, y dejarlo en medio mitá de todo aquél desastre a ver si se ganaba el cielo que dice administrar.

Y mira que guiños cachondos tiene a veces el lenguaje. No estaba yo seguro de si el capirucho ese tan recamado que llevan encima de la pelota se llamaba mitra y he mirado el María Moliner:
mitra (del lat. «mitra», del gr. «mítra», y éste de or. indoiranio)
1 f. *Gorro terminado en punta por arriba que usaban los antiguos persas y usan todavía los parsis.
2 Gorro formado por dos piezas, una delante y otra detrás, terminadas en punta por la parte superior, que llevan en las ceremonias los obispos y otras dignidades eclesiásticas. Þ Tiara. Ínfulas.
3 Dignidad de arzobispo u *obispo. ¤ Territorio de su jurisdicción. ¤ Conjunto de sus rentas.
4 *Rabadilla de las aves. Crepón, obispillo.
Y me ha hecho gracia esto de que el lenguaje, que es la cosa que más directamente está ligada a la creación libre del pueblo, ligue mitra, rabadilla de las aves y obispillo. Así que he seguido indagando.

obispillo (dim. de «obispo»)
1 m. Niño al que, en algunas catedrales, visten de obispo el día de San Nicolás de Bari y le hacen asistir así a vísperas y misa mayor.
2 Antiguamente, en las universidades, *alumno a quien ponían una mitra de papel y le tributaban acatamiento burlesco.
3 Morcilla grande que se hace en los pueblos cuando se mata el cerdo; en algunos sitios, con carne picada, huevos, almendras y especias. Ô Obispo.
4 *Rabadilla de las aves.
¡Anda!, y mira tú por donde, obispillo junta, además de con culo de las aves, obispo con morcilla. Cuanto me alegro de haberle mandado al principio, en vez de a tomar por donde se rompe el saco, a que le dieran de ellas, o sea de él mismo, que no habrá mayor castigo en este mundo. Es como si de pronto viniera, o viniese, el destino a insuflar no sé qué de espíritu redondo morcillero en la clarividencia de mi escrito. Y también relaciona el lenguaje (con sabia intuición) ínfulas con tiaras, obispos y otras dignidades eclesiales. Así que busco las ínfulas que le habría quitado yo de ser un dios, de golpe: Curioso, a pesar de aparecer en la descripción como plural, no aparece en las entradas nada más que en singular:

ínfula (del lat. «infúla»)
1 f. Tira de lana blanca con que se ceñían la cabeza los *sacerdotes de algunas religiones antiguas, y también, a veces, los *reyes, dejando caer los extremos a ambos lados.
2 (gralm. pl.) Se aplica a las cintas que, en número de dos, penden de la *mitra episcopal.
3 (inf.; pl.) *Orgullo o *presunción. Actitud de exigir obediencia, acatamiento, respeto, etc., a los que no se tiene derecho, o exagerados: ‘No vengas con tantas ínfulas’.

¡Vaya!, así que resulta que son un par de trapos en vez de una peculiar forma pretenciosa de mala follá. Sin embargo queda bien claro que en plural, ínfulas, quiere decir eso, creerse en posesión, con orgullo y presunción, de poder exigir acatamiento y obediencia por la cara, en clara alusión a las ínfulas obispales que penden del gorro en número de dos. ¿Cuál es el sentido pues de ese ínfulas que aparece asociado directamente en la palabra mitra con las dignidades eclesíasticas? ¿El de simple plural de cinta o el de mandón de soberbia impenitente?

El lenguaje es siempre revelador e irreverente, y más si del español se trata. Y el del culo de pollo en la cabeza tiene toda la razón en lo de que hay algo peor, no sólo que los males de Haití, sino que el más malo de los males: él. Su propia esencia. En ese vicio que tiene de andar juzgando a los demás. Podría volver su mirada inquisitoria para adentro, a lo aberrante de su moral curiana. O debería decirse curial. Vuelvo a mirar los diccionarios y vuelve a aparecer otra curiosa concomitancia significativa, curiana es cucaracha, dice el Moliner,

curiana (¿de «coriana», por alusión al traje negro de estas aldeanas?) ¬f. *Cucaracha (insecto dictióptero).
Y flipo con las interrogaciones que puso esta mujer en su duda etimológica. Porque no creo yo que venga esa palabra, por asociación hispana entre el negro cucarachil de las cucarachas con las mujeres de Coria, población de la provincia de Cáceres, por el negro de sus faldas aldeanas, de coriana, que además exigiría un improbable cambio de o en u, sino más bien de, con las negras sotanas de la curia, curiana. Que sería en cualquier caso mucho más lógico y directo.
Y cómo prueba de esta posible raíz etimológica se me viene a la cabeza una asociación de palabras del Barranco, que descubrí al poco de llegar, no sin estupor, en el que llaman curianas a un tipo de escarabajo de abdomen muy largo y panzudo, que nunca yo había visto antes, completamente negro, de aspecto rechoncho y sotanario, que parece moverse perezoso por tener que arrastrar su enorme vientre por el campo en primavera. Busco en Interné a ver si encuentro la fotografía del bicho y por curiana sólo salen cucarachas, pero por fin encuentro todo sobre él. Bendita sea la Red que todo lo sabe y todo lo pesca. Lo que encuentro con la foto en macroinstantes.blogspot dice así:

La aceitera común (Berberomeloe majalis) es una especie de coleóptero polífago de la familia Meloidae que alcanza gran tamaño, ocasionalmente más de siete centímetros, convirtiéndolo en uno de los coleópteros más grandes de Europa.

Pues esos son los que, al menos algunos que yo he oído, llaman aquí curianas, y cuando los ven les dicen, curato curato, si no me cantas misa te mato, chofsh, y se los espachurra con el pie.

¿Estamos ante una inapropiada inclinación mía a la explicación anticlerical fácil, latente de otra parte en un pueblo que estaba hasta la corinilla de tener que aguantar el muermo de los curas sin poder decir ni pio por los siglos de los siglos, o ante un tapujo diccionarial de una mujer que tuvo que escribir bajo el poder eclesiástico del más duro franquismo?

No lo sé, los misterios etimológicos son al fin siempre inescrutables, pero desde luego la comparación les viene que ni al pelo a ese ganao, por la pinta y por la definición, eso de polífagos y de ser uno de los más grandes coleópteros de Europa. Yo por mi parte, juro que así como lo cuento he oído llamarlos, y he visto proceder con ellos, en efigie. Y lo juro por los dioses verdaderos, que no por el dios feo y falso del del capirucho con ínfulas en su cabeza ida de iracunda piadez. Por los verdaderos dioses lo juro que no me he inventado lo que cuento, por los alegres dioses, por los que buscan el gozo, por los que ríen a mandíbula batiente, por los que gustan de bailar y encima lo hacen bien. Los mismos que me han asegurado divertidos que ellos no tienen nada que ver en absoluto con ese tipo de visionarios peligrosos que aseguran estar en comunicación con ellos, para meternos miedo y corromper la vida.


Mil perdones, en nombre de estos miembros matabichos de mi especie, al pobre insecto que, en mi opinión, no tiene nada feo para que le haya tocado cargar en él con la fealdad que les corresponde a otros.

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