20 dic 2015

Rollos matutinos 92

Para dejar constancia

Bueno, pues ya si que he llegado a un sique sique de verdad. Sí. Porque ahora si que sí, o escribo ya, para expulsarla fuera, esta bola de ideajos que se me ha ido formando en los tractos perceptivos del magín a fuerza de tragarme los cuatro años de política mariana que nos hemos tenido que tragar, o no los escribo ya nunca y me la quedo ahí adentro obstruyéndome las vías de poder asimilar cualquier otro pensamiento. Porque ya estamos a media campaña electoral de las primeras elecciones después de la era mariana, y en cuanto me quiera dar cuenta ya tendremos el resultado que tengamos que tener por otros cuatro años, y mi intención al escribir esto no es más que liberarme de la angustia que me da ver lo que viene dejando constancia del mal rollo que estoy viendo venir, como se veía venir lo que luego vino hace cuatro años, para que por lo menos cuando venga me quede el consuelo de que yo ya lo sabía. Así que lo que tenga que decir tendré que decirlo ahora, para haberlo dicho luego, si quiero tener al menos ese tonto consuelo.
 

Y puestos a regurgitar, lo primero que tengo que decir es que no soy ni fui, ni en estas ni en ninguna de las otras elecciones, partidario de ninguno de los que se presentan ni de los que se presentaron, ni de los que se puedan presentar en el horizonte político de un futuro más o menos lejano como una opción más o menos viable a lo que haya. Y que creo que el mundo de la política es por definición un universo espeso y pantanoso, ajeno a lo que de verdad tiene importancia en esta vida, en el que nada puede llegar a persistir si no es a través del abono y el sustrato de la corrupción y la mentira, tengo también que decir que tengo muy clarito. Y que mi relación con la política a lo largo de mi vida se puede resumir así: a los diecisiete años entré de cabeza en la guerra antifranquista y fui activista clandestino, sectario, delirante, radical y convencido hasta no poder haberlo sido más, durante ocho o nueve años. Después, al tiempo que llegó la Transición, comprendí el corral que era aquél mundo en el que estaba metido en cuerpo y alma y las patologías personales que me habían llevado a entrar allí y lo dejé todo, casi tan repentinamente como me había metido en ello. No obstante, había disfrutado enormemente del gozo que me dieron aquellas ilusiones mientras tanto y tengo que decir que personalmente el paso por aquello me sirvió para hacerme mucho más seguro de mí mismo. Así, después, me tire más de dos décadas pasando de la política por completo como de la mierda que es y nunca se me pasó por la cabeza votar ni mucho menos sobre todo. La primera vez que voté en toda mi vida fue en el 2004 porque la era Aznar había sido demasiado pa mi cuerpo y casi consigue atufarme en el aburrimiento que emanaba con él por todos los respiraderos de la sociedad y me dije que si lo podía evitar, cualquier cosa menos eso. Y Recuerdo que la llegada de Zapatero fue como cuando se abre de pronto una ventana en una habitación llena de vahos de humanidad mediocre y humos de derechas de baja calidad. Desde entonces he votado cada vez siempre con rabia y energía, pero nunca por nadie, sino siempre en contra del PP. Y la grima insoportable que me dan es lo único que me mueve a la inquietud política ahora. Y es muy posible que si no fuera por el horror que me da pensar que puedan volver a salir por otros cuatro años, lo más seguro es que fuera en estás elecciones otra vez abstencionista, que es lo que más de acorde está conmigo.
 

Por eso el sentimiento primero que me provocó hace cuatro años la aparición de lo del 15-M fue de inquina. Porque ya estaba yo temiendo que aquello de la crisis acabara trayéndonos lo que nos trajo, cuando apareció toda aquella mara decidida a montarla bien montada de forma que no pudiera ser de otra manera. Desde el primer día de acampada en Sol supe que aquello eran los yogurinos que asegurarían la mayoría absoluta al rodillo que nos íbamos a echar encima a pulso y a conciencia. ¿Que por qué yogurinos? Un amigo mío dice que esa generación es la de los de la doble ración del petisuit. Porque a la anterior ya le habían dado de pequeños uno al día casi a todos. Petisuit. Pero a estos que formaba la base de las acampadas de la Plaza de Sol les habían dado dos. Habían sido criados para ser los reyes más listos del mundo y ahora estaban viendo que se iban a quedar hechos unos listillos sin trono. Aunque de verdad eso no se lo acababan de creer entonces todavía y la mayoría de ellos, sobre todo sus vanguardias, que juraban sobre todo cuando iban emergiendo acabar con los liderazgos para siempre en pro de la pureza  asamblearia omnipotente libre de cualquier tipo de personalismo, lo que de verdad buscaban con aquellas gestas gloriosas era mamar un poco de la gloria de poder, por fin, saborear el dulce cáliz de la Gloria que solo puede dar el acto heroico. Poder vivir al fin aquél vértigo de acción de los tiempos del Che, que ellos sólo habían podido disfrutar estampado en camisetas ya exentas de cualquier otro matiz maldito ni revolucionario que no fuera el de la comercialidad más pura. Pero en cuanto que aquella dulce miel de aquellos días de revuelta rosada de Sol empezó a ponerse más amarga, tras haberse conseguido darle todo el poder a la carcunda más espesa a base de aquel mantra de que pesoepepélamismamierdaes y lo de quenoquenoquenonosrepresentan, que estuvieron repitiendo como memos sin parar hasta el empacho de ellos mismos, al primer bofetón que les metieron, una vez logrado el cambio involutivo de gobierno con las elecciones que ellos con sus mantras ayudaron a ganar, se acabaron las manifestaciones y las acampadas de raíz. Y así, la legislatura más catastrófica que nunca hemos tenido ha recortado brutalmente todo lo que ha querido y encima ha acabado fardando de haber sido una de las que menos alborotos ha tenido que sufrir. Sin mayor oposición han convertido la tele en una reedición del nodo, han dado además un espectáculo esperpéntico increíble en su ejercicio del poder, han roto todos los frágiles avances progresistas de hasta entonces como una manada de gorrinos sueltos en una tienda de cristales, han dado unos tintes a la marca españa que da vergüenza de ser español y, encima, han quedado al descubierto en todas sus mandangas delictivas sin que les supusiera un problema mayor y, ahora, por si fuera poco, según todas las encuestas están a punto de volver a ganar para seguir rematando la faena otros cuatro años más. Y, sí, tendrá sus ventajas, para no sé al final bien para qué tipo exactamente de regeneración de la política será, que acabaran creándose de aquellos movimientos de indignados contra todo lo que con Zapatero les parecía insoportable, grandes artífices de meternos en esta situación, plataformas y organizaciones folloneras que siguieron trabajando duro en pro de desahuciados y desfavorecidos y que después todo aquella corriente acabara cuajando en un nuevo partido, por cierto con un organigrama y unas formas y unas poses y patrones más parecidos a los de siempre que a otra cosa. Pero también es cierto que fueron uno de los principales factores en conseguir echarnos encima el peso irreparable de la mayoría absoluta que ahora amenaza con llegar a renovarse, y que uno de sus logros más innovadores por ahora ha sido elevar la calidad del liderazgo partidista a la de Belén Esteban y el tono y la forma del debate político a la categoría de un ranking de audiencias de un chou de verduleras de un mercado de medios en el que lo que de verdad se vende es la publicidad con la que se engorda el sistema que dijeron criticar pero que ya poco se critica.
Y ahora... Ahora si que sí he llegado a estar en un verdadero siquesique y en un ya o nunca más que definitivo, porque desde que empecé a trazar toda esta diatriba se me ha pasado el tiempo contemplando como siempre y ya es que estamos en el día de reflexión y mañana se vota y entonces si no cuelgo esto ya, para poder decirme luego que efectivamente yo ya me lo había dicho cuando llegue lo que mañana llega y poder servirme de tonto consuelo en la rabia que me va a dar que tenga que ser así ya sin remedio, para qué leches voy a seguir aquí escribiendo. Así que... resumiendo.
Decir que: Primero: El principal problema de la salud política de este país es que haya un grupo suficientemente grande de gente tal como para hacer que un partido como el que ahora está en el gobierno, con ese manojo de líderes tan lúcidos que tiene y ese portento de Rajoy a la cabeza, y todo ese choriceo tan de mangantes mediocres que se traen, que incluso en plena campaña les ha desaparecido un embajador chorizo,  pueda volver a ganar las elecciones. Segundo: ¡Estoy más que cabreado viendo a toda esta mara de politólogos cantamañanas empeñándose tan duramente en hacerle la cama a una mayoría absoluta del PP a toda costa! Desde su nacimiento basan todos sus esfuerzos en meter en la cabeza del electorado que PSOE y PP son la misma mierda, y que si uno de los dos tienen que ganar es preferible que sean los del PP. Si no ven que otra mayoría del PP solo, los dioses no lo quieran, o con los de C's, que no sé qué sería peor, es el paso que nos queda para que se consolide un giro irreversible a un tipo de sociedad futura francamente indeseable, es que son verdaderos gilipollas. O que piensan que con una situación así se podrían llegar a dar más remolinos de inestabilidad que facilitaran aquello de que a río revuelto ganancia de pescadores. Pero esto no es ni mucho menos Grecia, aquí Podemos no tiene fuerza como para poder formar gobierno, y el hundimiento del centro tradicional no es como allí bipartidista, sino que sería sólo unilateral, dejando a la parte de la derecha sola y más consolidada, sobre todo con la revitalización que les supondría el aire nuevo de C’s.
Y ahora acabo de darme cuenta de que más abajo de aquí tenía ya elaborado otro texto en el que había intentado recoger los mismos flases que he intentado pintar ahora hasta aquí, y lo he releído y me parece que a lo mejor está mejor, y lo mejor es que lo pegue para que sea una forma de remachar la idea central que me preocupa en lo que está pasando.

¿Por qué poner más empeño en tirar antes al PP que al PSOE? Los de Podemos ahora han dejado el mantra memo aquél de pesoepepélamismamierdaes, porque nos lo habían machacado ya tanto que es que la cantinela amenazaba ya con explotarnos la cabeza, pero la maniobra de acoso y derribo ha sido mucho más sucia enfurecida y destructiva cada vez durante toda la campaña. Se ve que prefieren que gane el PP a que gane el PSOE. Seguramente porque piensan que con el PP va a ser más fácil conseguir poner revuelto el río donde ellos pretenden pescar más. Pero según visto lo visto no está claro que intentar llegar a un punto político como el que habían llegado en Grecia cuando ganó Syriza la primera vez, sirviera para nada que no sea hundirse aún más en la mierda. Y nada parece indicar que esté la tendencia de nuestro país en esa onda. En absoluto. Para empezar aquí no parece que se vaya a hundir el PP sino todo lo contrario. En cualquier caso el odio podemista al PSOE es de una visceralidad enfermiza. El PSOE mal que mal está asociado a los grandes avances sociales de nuestra democracia, y el PP siempre ha sido el freno y la piedra de molino atada al cuello de ese avance. En realidad lo que de bueno o malo puedan tener en común les viene sobre todo de que llevan tiempo teniendo que llevar el timón de la nave. Y el timón no va a cambiar de sito. Eso es seguro. El que lo quiera manejar va a tener que ir a ese mismo espacio que han tenido que habitar PP PSOE para tenerlo. Decir que PSOE y PP son la misma mierda es una comparación tan burda y tendenciosa como decir que el mismo delito tiene Barcenas que Monedero, o que lo mismo es el amiguismo de Errejón y él que el de las empresas del Bigotes y Aznar, y los que las utilizan dicen mucho de su catadura política al hacerlo. Y, además, en las posibles ventajas de esa operación derribo no cuentan con el peligro que supone la aparición de Rivera. Una mayoría absoluta de PP-Rivera acabaría de meter a España en una transformación social tan finamente chunga como irreversible. Rivera puede convertirse en el complemento vitamínico rejuvenecedor de la vieja carcunda española de siempre. Ese panorama de dominio de la derecha renovada, con un PSOE debilitado puede ser catastrófico. Por mucho peso que logren adquirir a cambio los de Podemos. Si no se dan cuenta de que la presencia del PSOE en el universo político español es, para el centrado del espacio del timón de la nave de los locos, lo que la Luna para la correcta estabilidad del eje rotativo de la Tierra, es que de verdad son gilipollas. Hundir el polo del centroizquierda, dejando al giro del timón al otro polo sólo y sin un contrapeso centrado que lo centre, no es la mejor idea para conseguir una política mínimamente progresista y estable sino todo lo contrario. posiblemente sería todo un desastre. Y, vuelvo a decir, si lo que piensan los grandes politólogos podemitas es que el desastre es un mal necesario para buscar a la larga la inestabilidad que permitiera aún más a la larga la posibilidad de un asalto a algún tipo de cielo en el tono de aquél que intentaron dar Tsipras y Varufaquis... Creo que sobran comentarios críticos a lo que significó ese triste espectáculo. Incluso sus ardientes defensores han hecho mutis total a la cuestión durante la campaña.
Señores, lo de Syriza en Grecia es una prueba más de que el sistema no sufre de una crisis estructural de hegemonía ideológica en la voluntad de nadie y menos en una mayoría de la gente. No se ve en el horizonte el despuntar de ninguna nueva utopía, que en todo caso sólo podría serlo en cuanto que por encima de todo planetaria. Antes bien lo que parece que está pintando ahora es un resurgir del poder del populismo derechuno de corte fascistoide que es más que preocupante. Alons enfants de todas las patries. Y si bien los de Podemos dirán que ellos son también el resurgir de una utopía de un color más atractivo, les diría que se vuelvan a leer lo que escribí por ahí arriba, y que hace poco leí decir a Ian McEwan que “La utopía es una de las nociones más destructivas” Frase que con el hábil uso del término noción encierra en si todo un tratado al respecto al que yo sólo me atrevo a añadir aquí que la única noción válida posible a ser autentica utopía en pos de una mejor organización del Hombre en el planeta, que deje por fin de una vez por todas atrás las de corte bolchevique, es la que convierta el ejercicio de la lucha por la revolución universal que preconice, en vez de en una ilusión gloriosa con efecto anfetamínico y engrandecedor como las anteriores, en un trabajo sordo, arduo, lento, preciso, y tan tristemente aburrido como inevitablemente necesario.
Y me dejo ya de estas historias que me estoy poniendo sociofilósofo en demasía.
Reviso otra vez las notas que ido tomando en estos días a ver si me dejo algo importante de lo que he ido apuntando por ahí sin meter en este testo y las apunto de tirón y cuelgo esto porque si no es verdad que llegan los resultados de las putas elecciones y entonces para qué, si ni para enjugar mi ego mañana serviría y, a ver:
Sí. Tengo que dejar apuntado esto sobre lo que es C’s. Un partido inexistente con un líder que yo llamo Magnolio, porque va por la escena de lo que Ton Cruise en aquella película titulada Magnolia. Con ese micro incorporado a su biología y aquellas trazas que en él eran de magnámino prototipo machista y que en su caso son más bien de prepotente machito hispano repelente. Su partido nació con el nacionalismo más españolista en su adeene primordial marcado en lo raquídeo. Y le disgusta más los empeñados en condenar los crímenes franquistas tan antiguos que el franquismo. Es por tanto muy dudoso que puedan llegar a ser la moderna derecha europea que quiere vendernos.

Ah, y será de ver si es que saca muchos, la calidad de los personajes que acaben resultando el resto del partido cuando tengan que decir al menos, pio.

Tengo un montón de apuntes más sobre detalles de Pablo, de Podemos, y de los otros. Pero tengo que acabar que llegan los resultados y quiero colgar esto antes de eso porque si no deja de tener sentido el sentido principal que me he marcado con esto de dejar constancia en esta especie de botella lanzada al mar de los sucesos para que tal vez me sirva luego. Sólo decir que lo de Podemos, como no saque una cantidad que les parezca suficiente, se van a desinflar más que deprisa en una suerte de desencanto depresivo parecido a aquél de la primera transición, solo que ahora, como las cosas son líquidas y van a toda hostia, mucho, pero que mucho más deprisa. Y me temo que puede que se de la situación de que sólo hayan servido como hace cuatro años, para darles la mayoría una vez más a la peor de las opciones del tablero.

En Podemos ha sido también alucinante la cantidad de giros que han dado a sus principios y programas, sólo pendientes del nivel de audiencia. Y quiero constatar el hecho de que, habiendo sido tan antiliderarios como fueron y dicen todavía seguir siendo, resultaran ser el segundo partido de la historia en presentarse con una carátula de corte cheguevárico de la geta de un menda con coleta. El primero fue el de Ruíz Mateos. De todas formas ya habrá tiempo de darle vuelta a más matices si es que me sigue apeteciendo seguir sacandole puntas a estas cosas. Ahora lo que tengo que hacer es mandar esto.
Ojala me equivoque.
La solución en cosa de horas.
Tengo que dejar de escribir y lanzar el mensaje en la botella a las olas de los bits. Esta muy mal escrito, pero no puedo hacer ya otra cosa y, en fin no busco más que dejar constancia como forma de quitarme todo esto de encima y volver a dedicarme a dejar que hablen otros del gobierno, del mundo y sus monarquías mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno. Y eso sí que sí, ojalá no se me tuerza nunca.
Una vez más, antes de hacer la lanzada: ojala me equivoque en el panorama que describo.
Ahí va.

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