13 may 2013

Rollos matutinos ¿80?

De gilipollas, gilipollauras y gilipolleces

Gilipollas es una palabra que yo utilizo demasiado. Pero es que la significación del gilipollas abarca un espectro inagotable. Porque lo gilipollas engloba, además de a lo tonto y lo estúpido (pero curiosamente también a los listillos), los mundos de lo molesto, lo pesado, lo fatuo, lo lerdo, lo mezquino, lo ruin, lo simplón y lo taimado, incluso lo ridículo, y hasta al que le gusta andar jodiendo la marrana queda perfectamente dibujado cuando decimos de él, hay que ver que gilipollas que es el tío. O la tía. Porque además de muy polivalente el calificativo es unisex. Y si una cosa es cierta en esta vida es que tan gilipollas son los tíos como las tías. De hecho, esta disquisición sobre la gilipollez me ha venido a las mientes tras haber leído una noticia que decía que en Jerusalén judías reformistas y conservadoras habían sido apedreadas por judíos ultraortodoxos por pretender rezar contra un cacho paré en el que al parecer, según los ortodoxos según designio de su dios y desde hace tres o cuatro mil años, sólo los machos tienen el derecho. Lo otro, el que un chocho se pegue cabezazos contra las santas piedras como es costumbre de ellos, implica una blasfemia por la que hay que llegar a matar si es necesario, para la parte machuna de esta historia. Y para la parte femenina… pues hay dos. Porque resulta que parece que en la trifulca de este caso mientras un ciento de ellas querían entrar a rezar a toda costa donde los hombre aunque las mataran de un cantazo, un millar, también mujeres y judías fieles a que sólo sus machos ortodoxos tienen el poder y la gloria de ya ves, frenaban a las guarras que no tienen vergüenza hombre por dios, como se atreven. También a toda costa. O sea que, aquí tenemos un ejemplo de que todos son igual de gilipollas. Y si acaso hay, en este triángulo equilátero, alguien que lo sea un poco más, son sin duda las mujeres que dedican sus esfuerzos a conseguir hundirse aún más adentro en ese club que hace de la machorrez una virtud divina milenaria, empeñándose en llegar a ser miembros de pleno derecho de él, en vez de mandarlos a todos a donde corresponde. A la ignorancia. En la que desde luego viven y con la que se les debe honrar eternamente. Y dedicarse a vivir todo lo alegremente que se pueda lejos de esas taras espantosas. Y si es que hay que ponerse a luchar porque te opriman, coño, que no sea por empeñarse encima en formar parte sacra de la cadena puta. Porque eso si que es de gilipollas.


Nota: mis respetos a los mapaches de la foto, que no he podido encontrar de donde la he cogido, por ponerlos a hacer parte de esta gilipollaura de la que están seguramente exentos. Porque si algo parece al observar, es que no son los animales tan gilipollas como nosotros para nada.

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