7 jun 2010

Rollos matutinos 37

Remachado de flash cañí en el caló de la ruta





A la España de Charanga y pandereta, devota de Frascuelo y de María, que es la esencia jonda que en lo jondo encarna, reivindica, proclama, publicita, exalta vende y comunica al turista en su coche de alquiler el flash del Toro emblema de nuestros horizontes, le he sacado con el zum fortuito de la foto el cerdo sonriente que tiene bajo el cuerno. Un cerdito que, antes que oreja, es más bien golondrino de sobaco oscuro con jeta y morro de porcino afable. Ibérico de hecho, pero sin duda recebado. Se ríe viendo pasar las nubes por el cielo de la Historia, no sé si inteligente, mente, o de forma completa mente hueca. Siempre con alma casquivana y con la mala leche fina que nos caracteriza. Ahora mismo no sé si renegar de su pose estrafalaria o loar el escapismo de su filosofía. Así que dejo que se fugue, ahí, enmarcado a lo lejos en el retrovisor, reflejo de atrás en adelante, perdiéndose en la ruta ya pasada a toda leche, el perfil prepotente de cartón gigante que no es ya anuncio de hoy, de ayer ni de mañana, sino espirituosa enseña de la cepa hispana. Hoy por cierto, ya dentro de las modas alcoholfree y sujeto a normas de seguridad vial y de todo género de igualdadanías.

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