Pulgarcitas en la playa de hoy en día.
El otro día en la playa tuve al lado a un par de propias muy propias de lo que corre entre el elenco humano actual. Te las traigo: Treintañeras del tercer año de la era mariana, quinto de la crisis. De ese tipo que se dice del montón. Una no abre el pico, la otra no para de cotorrear. Las dos están en biquini sobre sus toallas al lado del rebalaje, que es como llaman aquí a la frontera movediza del agua con la arena, hoy por cierto muy tranquila.
-...pues a mí me gusta mucho. Yo ya me he visto las tres temporadas. Me las bajé todas y la semana pasada me vi la segunda y en esta, ayer, me acabé de verme la tercera y ahora ya estoy con lo que va saliendo. O sea que ya me he puesto al día.
Oí que decía la que hablaba hablando seguramente sobre una serie.
-Y está muy bien, pero que a veces tienen unos fallos... Porque en el último capítulo de la segunda temporada, ¿te acuerdas que ella se va con ese tan guapo que llega no se sabe de donde...?, sí ese que tenía el pelo rubio largo, que ella corta la cabeza al otro para irse con él, al otro con el que estaba de protagonista un montón de capítulos, que le corta la cabeza, que no sé yo para que hacen eso en la serie, aunque claro, eso es que se conoce que ese actor se quería ir por algo o lo que fuera y..., porque en las series cuando un actor se va hacen eso, lo matan y ya está, y por eso sería por lo que hicieron todo ese lío de cortarle la cabeza al que había sido un protagonista, pero que yo no sé por qué, porque el otro estaba también muy bien, como el que matan, pero es que resulta que..., ese era el último capítulo, ¿no?, y acaba yéndose con él y todo eso, con el rubio ese de pelo largo, bueno, pues, ¡cómo es que luego en el primer capítulo de la siguiente temporada van y cambian al protagonista otra vez por este nuevo de ahora que tiene pelo corto y es moreno! ¡Y es el mismo! es el mismo protagonista, o sea que es el mismo personaje, pero que cambian al actor que hace de él y...
Y yo tendido al sol, me pasaba un poco como a la otra tía, que no podía, aunque hubiera querido, dejar de oír a la que no paraba de cascar, y a ratos me decía que vaya murga me había caído encima y a ratos me daba rabia no poder memorizarme todo el espich con todos los detalles de modismos y entonaciones porque era algo desde luego genial como emblema representativo de un cierto tipo social de toda una generación. La que ahora empieza a subir al escenario.
Después se puso a hablar de sus clases, que yo no sé si eran de inglés sólo o el inglés era parte de un paquete formativo, pero que sobre el inglés era de lo que más hablaba o lo que a mí se me quedó más gravado. De todos modos lo sorprendente, y significativo, del carácter estudioso de la menda es que oyéndola hablar sobre sus estudios no pudiera llegar a saberse por más que lo traté de deducir, si se trataba de un triste graduado escolar o de un curso de titulación media. Y hasta me dio un poco de susto el que lo mismo se estuviera tratando de un curso post grado universitario. Por fin se puso a hablar de algún tipo de examen que debía de haber hecho hacía poco, y relató con pelos y señales como lo había hecho, pero no pude pillar si había sido de inglés o de qué. Pero en cualquier caso, lo que mejor le había salido había sido la redacción. Eso sí. Porque a ella, las redacciones, como mejor le salen es cuando se pone a hacerlas sin pararse a pensar ni a corregir. Y como no tuvo tiempo para ponerse a corregir ni a pensar, pues por eso precisamente le había salido muy bien y...
Siguió contando y recontó no sé cuantos detalles más que yo seguí oyendo con la cabeza a la sombra de la sombrilla y el cuerpo al sol tumbado boca arriba.
Después el parloteo empezó a versar sobre lo que parecía era un trabajo. Su trabajo. Sí, debía ser de su trabajo de lo que estaba hablando ahora porque se refería a un personaje, masculino, que parecía apreciarla, o a ella le parecía que la apreciaba, o la ponía contenta que la apreciara, o estaba loca por que la llegara a apreciar y entonces flipaba ya con el aprecio, y que le había dicho el otro día, decía a la otra, que había visto que ella se estaba tomando el puesto muy en serio y que se estaba formando y todo eso y que si sacaba el curso y tenía buena puntuación que él no tenía inconveniente en proponerla para... porque había varias plazas que iban a salir que eran para gente como ella, parecía que le había dicho, por lo que yo pude entender, el que yo pensé que era algún tipo de jefecillo de base de esos que siempre andan por ahí en ese tipo de trabajos en manga de camisa luciendo sonrisas y corbata controlando al personal. Y aunque no había llegado a captar datos concretos del entorno en que ejercía me lo vi en medio de... porque ¿de qué estaría esta trabajando exactamente?, a que estaba de cajera...
-Y es que yo, no es por nada, pero en el poco tiempo que llevo en el puesto me he hecho muy bien con todo y todos me lo dicen.
Oí que decía más o menos en ese tono de orgullo de listillo servil con que llevan toda la vida diciendo ese tipo de cosas la gente de ese tipo.
Empecé a reafirmarme en que era en un supermercado en donde trabajaba y antes de que me diera tiempo a decidir que en efecto debía ser así, así me lo dijo ella a través del espich interminable que le estaba echando a la amiga de oídos receptores y garganta muda.
-Es que es una empresa muy importante. Tú ya lo sabes. Y muy seria. Que estamos hablando del Lidel, no de una empresa cualquiera de esas de mala muerte por ahí,
Dijo con el eco reverente con el que la gente de ese tipo suele venerar la mano que le da de comer también desde los tiempos primigenios.
-que esta es una empresa alemana y se nota que es alemana. Se nota en todo. En la relación con el personal que trabaja, en la seriedad con que estudian los problemas, en como se preocupan por mejorar el servicio, en la organización tan buena que tienen... En todo. Es una empresa muy seria. Y tiene un futuro muy seguro y muy prometedor en el sector.
Vino a decir más o menos en un torrente de elogios y lisonjas que me hicieron pensar en lo cierto que es el tópico de la admiración del español por lo alemán.
-Y la verdad es que estamos todos muy contentos porque funcionamos muy bien en equipo y además oye, es que ganamos un sueldo que está muy bien. Porque la verdad es que pagan muy bien. Yo, lo único que quiero es que me den mas horas de trabajo de las que tengo ahora, que yo pueda trabajar las horas que hagan falta para que me den un sueldo bien, y que no tenga que estar con eso de que si me renuevan o no el contrato, que yo creo que me lo van a renovar. Bueno eso espero. pero que yo creo que sí porque el otro día me dijeron
Y yo ahí perdí un instante de conexión auditiva no sé si porque las escasas olas del mar hicieron algo más de ruido o porque sencillamente me distraje del muermo de esa vida con la que el destino me había juntado en una playa un día de verano. Me pregunto si a la otra también le pasaría que perdería el hilo de aquello sin que se le notara, porque de todos modos, mantuviera o no la atención al cien por cien, habla poco, y lo poco que habla debe de ser tan insustancial y parco que no llego yo a integrarlo en lo que capto.
-pero que yo... así mismo te lo digo, vamos, si me dan toda la jornada que quiero, o sea que yo pueda trabajar más de lo que me dan ahora, y me suben como suben cuando te hacen el contrato nuevo, a mí no me importa trabajar ahí para siempre. claro. Es que tú fíjate que, trabajando esas horas más, es que estamos hablando de mildoscientos euros, que es que es un sueldo para toda la vida. Es un sueldo para toda la vida, vamos.
Concluyó feliz de estar a punto de alcanzar satisfacción tan grande y a mí se me puso el vello de punta de oír en vivo y en directo semejante caso de adaptación gozosa a un medio rastrero al punto que analizaba la anécdota como un claro ejemplo de a lo que está yendo esta sociedad colectivamente, de cabeza.
-lo otro es mucho mejor claro... Lo otro es que es el sueño de mi vida. Eso que te he contado de que hay unos puestos que van a salir... pero que esos ya son de nivel medio de organización, que entonces con unas cosa y otras estaríamos ya hablando de dos mil euros al mes. Ya te digo, el sueño de mi vida. Y yo trataré por todos los medios que se me haga realidad. Pero que si no me sale eso, vamos, yo de cajera como ahora la mujer más feliz del mundo, te lo digo de verdad.
Y tan de verdad que lo decía. Tan de verdad que no le pudo quedar duda de ello, ni a mí asombrada conciencia ni al mar tranquilo que se abría azul y grandioso en frente, ni al potente Sol achicharrante que caía desde el Universo sobre la escena en la que se proclamaba. Era una verdad tan detonante que no dejaba en pie ninguna posibilidad al sueño vano de que pudiera existir fuerza mayor que ella en la Naturaleza. Ay, dioses, qué ideales tan sublimes sueña con alcanzar esta generación. Me dije generalizando un poco, abrumado por lo obvio y dudando de que el filósofo francés ese que ha inventado lo de Generación Pulgarcita, por lo de andar todo el tiempo escribiendo con los pulgares en los móviles, haya captado la triste realidad de su actitud vital en toda su crudeza. Aunque, por otra parte, la mezquindad es lo que más invariablemente se viene transmitiendo en el relevo generacional, y en realidad estas dos, aunque estaban dentro del conjunto, para ser plenas representantes pulgarcitas eran ya un poco reviejas.
-Porque eso puede llegar a ser como lo que ha pillado Sonia, ¿tú conoces a Sonia no? La novia de Pepevalero. Esa. Pues esa es en Ikea donde está. En medioambiente. En el departamento de medioambiente, para todo eso de almacenaje, deshechos, reciclaje... Ya sabes. Pues esa es bióloga, y está... loca de contenta. Sí, en Ikea, en cada centro, tienen a un responsable de medioambiente, licenciado, en biología o lo que sea en que estén preparados, pero tienen un responsable de medioambiente por cada centro. Hombre no te voy yo a decir que en Lidel vayan a tener uno por cada tienda, porque esto es mucho más pequeño, pero que algo en ese sentido tienen que crear ya lo verás. Y con que tuvieran uno por provincia, o por departamento regional ya habría... en Andalucía por lo menos dos puestos, y claro, está también que ella es bióloga y mi especialidad no es esa. Pero que lo mío también tiene que ver mucho con medioambiente. Si lo piensas bien... y en cuanto a títulos yo estoy tan preparada como
Y así siguió y siguió poniéndole detalles a lo que era la versión actualizada del cuento de la lechera al ordeñador de títulos, porque hoy día no hay mucha vida vaquera en este reino, pero sí un montón de humildes titulados buscando entre la paja de sus sueños alcanzar la caja que pueda contener la teta que aún siendo enjuta y algo amarga les de alguna leche como para poder conformarse a la idea de un cierto grado medio de felicidad. Cuando acabó con el repaso a todas las posibilidades que tenía de que aparecieran nuevos puestos que ella coparía de forma natural, siguió ya más tranquila detallando lo bien que encajaba ella en el equipo.
-No es por nada, que está feo que sea yo quien lo diga, pero que es que yo estoy mucho más preparada que ninguno de mis compañeros. Y no es que yo diga que ellos no trabajan o que no cumplen, pero es que yo con lo poco que llevo en el puesto ya doy muchas más pulsaciones que el que más da de los que llevan ahí un montón de tiempo. Y eso se tiene que notar.
Porque era como le dijo el otro día ese que parecía antes que tanto la apreciaba, o otro por el que ser apreciada por él era tan interesante como serlo por el otro, es que tú, te pongamos donde te pongamos rindes bien, y eso es lo más importante que buscamos en el nuevo personal para la Empresa. Y es que de verdad ella estaba muy contenta y estar contenta con lo que haces es lo mejor que puedes hacer para hacer las cosas bien. Y es que además había muy buen ambiente, dijo, porque todos se ayudaban en lo que podían para que el trabajo saliera para adelante y todo marchara bien. Y eso era también muy importante porque lo que la empresa buscaba era potenciar las cualidades de trabajar en equipo. Y cada uno tiene su responsabilidad, unos más y otros menos, según su cargo, claro, pero que luego todos eran compañeros y eso era lo más bonito. Dijo, como ejemplo de esa sintonía, que los jefes les solían llamar a cada uno por su apellido pero que aunque entre ellos también se llamaban por el apellido a veces, casi siempre se llamaban por el nombre, pero que en cualquier caso era siempre en un tono más de amigos que de lo estrictamente propio de compañeros de trabajo.
-A mi ahora me están empezando a llamar Badi, como me llamo Badillo de apellido pues me llaman Badi... y últimamente me dicen Superbadi. Empezó Javi, el chico ese que conociste el otro día, me lo dijo un día y ahora ya me lo están diciendo todos.
Y yo vi a la Superbadi superbadillando en su trabajo loca por resaltar en el entorno en que desarrollaba su carrera al tiempo que veía a las dos levantarse y acercarse al agua recolocándose la parte del culo de las braguitas de sus biquinis a las nalgas con cortos tironcitos de índice y pulgar sin parar de cotorrear en ese tipo de conversación gestual en el que lo principal es trasmitirse la una a la otra el total consenso con lo que se dice y con lo que se diga. Llegado que hubieron a que la superficie de las aguas tranquilas les llegó más o menos a una cuarta del coño quedaron al punto en ese punto sin parar ni el cotorreo ni las gesticulaciones consensuales mutuas, varadas en el tiempo y en cualquiera intención de avanzar a más profundidades. Por cierto que el biquini de la parlanchina era verde y el de la otra amarillo. Más detalles de sus físicos no te doy porque este tipo de especímenes se puede encontrar en cualquier molde y así te dejo libre para que tu imaginación te concrete la imagen que tu veas.
Yo por mi parte ahora, con ellas dos ahí en el centro del encuadre de esta escena playera que aunque tarde en terminar nunca va a acabar en zambullida, te propongo ir cerrando en redondo lentamente el campo de visión del objetivo hasta que al fin el negro engulla todo.
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